Para todos esos pobres condenados que siguen trabajando en ese chiringuito, esas pobres personas que tienen que tirarse al alcohol cada jueves para dejar de ver su día a día como un martirio, que beben jueves tras jueves para no levantarse cada mañana y echarse a llorar por el simple hecho de pensar en esa puta mierda de oficina, por todos aquellos que... bueno, ¡por todos ellos!
Chicos/as, aquí tenéis el tiempo. Felices cañas en el Inés. (controladme al RHT)
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