Quién me iba a decir a mí que conseguiría una amistad tan cojonuda en tan poco tiempo. Todavía recuerdo cuando llegué al 112, los primeros cafés, los ratos muertos... No veía especial afinidad con nadie, quizás sólo había algo de química, en cuanto amistad, con mi hermano. Recuerdo aquel fin de semana del Sella, el primer Sella en el 112. Había avisado a todo el mundo por activa y por pasiva "ese jueves y ese viernes no voy, y el finde me voy al Sella", así todos los días en el café, para evitar confusiones. Pasado el fin de semana, todo eran caras largas. Me extrañó tanto que pregunté el motivo y ahí fue cuando Santi comenzó a ser mi hermano. Me dijeron que no había avisado, que no lo volviese a hacer y que ahí se trabajaba de manera seria y patatín patatán... ¡Qué fuerte! Si tenía los días pedidos y aprobados desde hacía más de un mes, y además los había avisado mil veces. Fueron una piña contra mí, menos mi hermano, que me apoyó en todo momento.
Pasado un mes nos juntaron a todos. Resulta que había dos tipos más de informática al fondo del pasillo, los supervisores. Con ellos también estaba una especie de Beckham made in Spain, el Señor Bollo, un Dandy de los 90 que se resiste a marchitarse y sigue folla dando guerra día tras día. Hasta pasados dos años no me enteré de a qué se dedicaba Bollo.
Estos dos supervisores eran simpáticos. Tenían un horario distinto y hacían los dos lo mismo, uno por la mañana y el otro por la tarde. Uno de ellos era un portugués exiliado, un santo, el típico compañero ideal, alguien que siempre puede echarte la mejor de las sonrisas aunque esté hasta arriba de problemas. Además de ésto, V podía presumir de ser el pirata número 1 de estrenos de cine, subcampeón olímpico del Wii-Sports, mayor consumidor de DVDs desde el año 2006 (fuente: Forbes), etc etc etc
El otro era un tipo curioso, un hombre de la noche reconvertido a informático que en sus ratos libres también trabaja como árbitro... Sí, sólo de leerlo ya cansa. Patsy es de esos que están de vuelta, de estas personas muy precavidas y nunca meten la pata (ojo, tómese el sentido literal del texto), alguien muy sutil. Creo que hicimos buenas migas desde el primer día, se me hacían extraños el bolso, tanta cremita, el título de "sopitas" y alguna que otra cosa más, pero el soplillo se veía un buen tipo.
Poco a poco me he ido contaminando de él, hasta ha conseguido que me implante un dedo mano que uso para contar a los AMIGOS (la operación gracias a Dios fue un éxito y me estoy recuperando sin problemas). Patsy, hacía tiempo que no tomábamos unas setitas (lástima que fuesen falsas), quedan pendientes unas en el Gamela. ¡¡I love u Patsy!!
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