Ayer por la mañana cometimos un error. Al bajar del café, olvidamos ponernos delante de la máquina expendedora de golosinas, sandwiches y demás cuando Santi-Ago pasaba... Gran error. La criatura, dominada por su instinto salvaje, y ante el escaparate gastronómico que presenciaba, intentó coger algo de su interior. No lo consiguió. El desconocimiento de la civilización hizo que no se percatase del vidrio protector, con lo que sus manos chocaron contra éste impidiendo así, el festín que el depravado planeaba. El resultado fue horrible, la fiera se volvió más inestable que nunca, sólo pudimos captar unos segundos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario