jueves, 29 de mayo de 2008

Ensayo sobre la ceguera (toma dos)

Después del primer ensayo todo parece un poco más cuesta arriba. Ironman, Salem y yo nos despertamos algo mareados, muy cansados diría yo. La verdad es que estamos hechos una puta mierda, resaca mortal. Evidentemente hablo del gatu astur y de mí. Ironman, como si con él no fuese la cosa, se acaba de sacudir una Mahou que había en la nevera sin ni siquiera pestañear.

Aproximadamente una horita más tarde, después de que Salem controle sus aldeas e Ironman se acabe la cervezuca nos duchamos y salimos a comer algo. Después del bocata, bajamos a por mi coche al centro y tiramos para San Estevo.

¡¡¡Vaya coñazo de viaje!!! Casi tengo que pedirle al gatu que pare para vomitar... Al cabo de hora y media aparece por fín el cartelito de marras en el arcén derecho: "LUÍNTRA"

Es evidente que la resaca no nos ha abandonado, sólo Ironman tiene la iniciativa y el empuje para afeitarse y meterse en la ducha. Salem y yo nos vamos de ruta.

Cada minuto que pasa lo tengo más claro. Es el fin de semana del alcohol. Intento por todos los medios evitar que "él" lleve los mandos, pero la ingesta masiva del día anterior hace de ésto un imposible. Mareamos por todo el parador, nos perdemos un par de veces, conocemos a la niña del SPA... Cualquier cosa menos asearnos y adecentarnos. ¡¡Vaya dos asquerosos!! El gatu aprovecha cualquier despiste para echar un pigazu o estirarse. Seguimos sin encontrar el empuje necesario y Ironman ya estará listo y suspirando por algo de alcohol...

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